Por Ricardo Ramírez Requena
Viernes 12 de octubre de 2018
Llueve a diario, desde hace varios días. Caen gotas gruesísimas.
Amanezco luego de una operación ambulatoria. Algo sencillo. Nada comparado a las otras.
Me siento bien.
Llueve duro, siempre en las tardes, hacia el final del día. Guardo reposo.
Veré la Serie Mundial.
Esta es mi quinta operación desde hace doce años; la primera desde hace casi cuatro.
Domingo 14 de octubre de 2018
Repaso mi vida, como un ejercicio inútil. Los errores no tienen enmiendas. Debemos seguir con dos o tres líneas siempre fijas: aquellas que no destruyan tanto.
Repaso el país y el mundo y este tiempo que vivimos.
Sumidos en la tragedia, la idea es vivir traicionándonos poco.
Siendo quienes somos también en el dolor.
Sin destrozar.
Viviendo en lo que amamos. Poco más.
01 de enero de 2019
Aquello que ha sido dicho miles de veces, decirlo por primera vez.
Aquello que ha sido dicho de miles de formas diferentes: decirlo por primera vez.
Como si fuera la primera vez.
09 de febrero de 2019
Sueños de estas semanas:
Soñé que revisaba, reparaba, una tubería y aparecía alguien. Yo levantaba la vista para verlo y me señalaba un letrero en una pared que decía: Poesía.
Sí, la poesía, como nos enseñó Baudelaire, está también en la mierda y la suciedad. Pero hay otra cosa, una advertencia, que como tantos de los sueños, se me escapa de las manos.
Soñé con un lugar viejo, antiguo, al que llegué para trabajar ahí. Alguien entonces me recuerda que hay zapatos.
Es una zapatería. Y son buenos zapatos.
Sueño con mis padres diciéndome que debo quedarme solo, que ya está todo hecho. Y yo me quedo como en un cuarto blanco, pequeño.
Sueño con Tomás sentado en el piso del carro, con una capucha puesta. Fugas, planificaciones, pero no hay angustia.
Domingo 17 de febrero de 2019
Comencé el año abrazando el Madrigal: despertar a las cinco y tantos para leer y escribir.
Café y palabras.
El sol definiendo los contornos del Ávila desde Oriente.
Canto de pájaros.
Cuando despierta Tomás, es que el día realmente comienza: con el abrir de sus ojos.
Por estos días se cumplen cuatro años desde mi última operación. Si me hubiera ocurrido hoy, con las condiciones del país, no sé si hubiera sobrevivido.
Lunes 18 de febrero de 2019
Me confirma mi suegra que mi medicina ya no viene más a la farmacia de altos costos del Seguro Social.
Me quedé sin medicina. fuera del país, es muy costosa, casi impagable.
Tomaré un paliativo.
¿Cuántos morirán en el futuro por falta de medicinas, ¿cuántas muertes contaremos, que no debían ocurrir?
Venezuela no es país para viejos. Ni para enfermos.
Todos moriremos si llega una desgracia mayor: ya hemos visto algo con el dengue, el zika, la malaria.
No sobreviviremos.