Por Eleonora Requena
entiende
no son musas
son palabras
.
debes acercar la oreja
a la oreja
a la oreja
.
son trabajos sordos
mientras cercas y amordazas
también cantas
no te desesperes
.
con la cobija hasta el cuello construyo
hermosos
monumentos
de palabras
.
si me explico
corro en riesgo de soltar las prendas
.
y acaso
el tallo
prenda
en el tiesto
porque la rosa
ya no
.
Lavorare stanca
entro en la umbría
hay palabras en las sillas
esperando clientela
(el día está flojo, como diría Blades)
y salgo
.
salto de un amago a otro
mendigo panes y planes de huida
.
y tuve que saltar al mar de tiburones y palabras
.
esto se agrava, la ebriedad me dura poco
y ahora vienes con tus panales de miel en la boca
.
a esta paz triste de los sordos
le van faltando dedos para contar sus dichas
.
brindo con usted con mi semblante percutado
por su boca de ráfaga
.
afuera cunde el espanto
y adentro se refocila
cómo no estar a gusto en la charca
.
distancia y categoría prevalecen, la funda de mi almohada es un trapito húmedo
.
la cuerda recuerda
qué recuerda está
sólo ella sabe
.
escriba
desde otra silla por favor
más lejos
del llanto, del trueno
del deseo
los codos sobre la mesa
sin máscaras
sin miedo
.
y sí Darío, a las palabritas inmisericordes
también les torceré el pescuezo
.
cerrazón de un cuento breve:
se ha obturado, sin historia, sin matices, sin paisaje,
sin pretextos
o personajes secundarios
.
al salir de su confinamiento Edmond Dantès no tiene preguntas
ladra por lo ido, bebe posibilidades en un búcaro estrecho
.
todo pasa y todo queda
Machado ¿por cuánto tiempo?
.
sírvase el sigilo en bandeja de plata
cuántos artificios para no decir nada
Estos poemas pertenecen al libro Textos por fuera (El Taller Blanco Ediciones, 2020).