Por Jacqueline Goldberg
(fotografías de la autora)
(fotografías de la autora)
A Nelson Garrido
«Se te va a acabar la casa»,
dice el esposo viéndome fotografiar.
La casa no tiene fin, respondo.
Tampoco la enfermedad.
Empecé a escribir un diario y tomar fotografías
el primer día en cautiverio, sábado 14 de marzo.
El día 41, jueves 23 de abril,
dejé de contar enfermos.
El día 60, martes 12 de mayo,
dejé de escribir.
Hoy, día 90, 11 de junio,
sigo haciendo temblorosas fotos.
La palabra es otra ceguera.
La palabra exige sacrificio.
Si miro es porque afuera no es testimonio.
Ojear es insistir en fosos y altares.
Desde que no salgo,
hay entrañas en los muros.
Desde que no salgo
veo otras claridades.
«Fotografiar es apropiarse de lo fotografiado»,
dice Susan Sontag.
«Fotografiar es conferir importancia»,
dice Susan Sontag.
Adentro es intocable.
Afuera ficción.
Digo. Repito. Miro.
La casa es innumerable.
La casa es trampa, trauma, traza, trama.
Los días débiles,
equívocos,
combustibles.