Nairil Name nunca se había sentido conforme dentro de ese nombre suyo que se le antojaba todo un espantajo. Pero, más allá del nombre, tampoco se sentía a gusto con ella. La infelicidad la ocupaba sin tregua por haber nacido en persona equivocada, y consideraba que todo en su vida había estado mal por causa de ello. A sus treinta se había creído condenada a la inopia, hasta que una mañana, al despertar, se encontró colmada de una rara sensación de complacencia y con un nombre dándole vueltas en la cabeza. Angelina Jolie era el nombre, y no más sus pies tocaron el suelo, aquel nombre la ocupó por completo y se hizo en ella, o mejor, se hizo ella. Ya no más Nairil, se dijo mientras caminaba al baño, y así, al mirarse al espejo, se descubrió sonriente, brillante y renovada. Por fin estaba a gusto con ella misma, con su esencia nueva.
Al cabo de una semana, Angelina Jolie, la otrora Nairil Name[i], empezó a pensar que resultaba una injusticia en extremo escandalosa que Angelina Jolie tuviese una vida luminosa de estrella de cine, y ella, que también era Angelina Jolie en nombre y esencia, fuese una pobre desdichada. Por aquellos días había visto en Facebook el video de una chica que se decía nacida en raza equivocada, porque realmente ella no era humana sino gatuna. La chica caminaba en cuatro por la casa, maullaba, se peinaba lamiéndose las manos (las patas) y pasándolas por su cara y su cuerpo, y, no faltaba más, bebía leche de un plato y comía galletas para gatos. No está de más decir que se encrespaba y bufaba cuando veía un perro y gustaba de estar subida al armario de su cuarto, aunque a veces se caía, pero eso era lo de menos, porque los gatos, es harto conocido, tienen siete vidas. También había visto en Youtube el testimonio de un chico rubio que exponía que en realidad era negro, convicción que lo llevaba a vestirse como hip-hopero, a hablar como tal y hasta trabajarse una permanente que lo hiciera lucir con un respetable afro. No era por moda que lo hacía, aclaraba, sino que su alma, su espíritu, sus átomos espirituales eran negros. Él había nacido en un cuerpo fallido, y nadie, nadie podía impedirle que se desarrollase en su plenitud de persona negra, o afroamericana, por si algún ofendido. Así que Angelina Jolie, acicateada por estos casos y otros tantos casos que aparecían referidos en el mundo virtual, se hizo a la idea de que daría a conocer a la humanidad su esencia plena de Angelina Jolie. Para Nairil, perdón de nuevo por llamar así, nadie en el mundo podía negarle el derecho a ser Angelina Jolie, e incluso de hacerse de las mismas condiciones de vida de la actriz, pues ella era de alma, ya se ha dicho, Angelina Jolie, y, por lo tanto, merecía lo mismo que aquella.
En consecuencia con esta idea, Angelina Jolie acudió a los tribunales e introdujo una demanda contra Angelina Jolie exigiéndole que compartiese con ella la fortuna que por naturaleza le tocaba. Solicitó además que se le permitiese sustituirla en sus películas e incluso tomar decisión sobre la participación de ambas en un determinado proyecto cinematográfico. También le demandó retirar la solicitud de divorcio, pues ella, en ninguna circunstancia, deseaba separarse de su adorado Brad Pitt.
La otrora Nairil Name empezó a recibir vigoroso apoyo en las redes sociales. Miles y miles de personas la acompañaban con entusiasmo en su gesta. Comenzaron incluso a aparecer las Scarlett Johansson, las Charlize Theron, las Beyoncé, las Gabourey Sidibe, los George Clooney, los Daniel Day-Lewis, los Jim Carrey e incluso uno que otro Luis Miguel y algún Tin Tan anacrónico. Pero la sensación del momento fue, sin duda, la precursora.
En ciudades como New York, Los Ángeles, Múnich, París y Madrid los manifestantes tomaron las calles y celebraron su amor por la libertad y su lucha por el derecho a la esencia. En tales paradas llegaron a verse carteles que decían, «Liberen a Angelina», «Ha muerto Nairil, qué viva Angelina», «No al capitalismo de las esencias, tenemos el derecho a ser tú», entre otros. Al cabo de unos meses, la Corte Suprema de los Estados Unidos (porque hasta allá llegó el caso) declaró válidas las demandas de Angelina Jolie.
Así, Angelina Jolie, tuvo que cederle a Angelina Jolie parte de su fortuna, y se vio además en la obligación de incluirla en las filmaciones de sus películas. Se había llegado a un acuerdo mediante el cual Angelina Jolie le otorgaría a Angelina Jolie el cincuenta por cierto (la otrora Nairil, en este sentido fue muy considerada) de su participación actoral y monetaria. Si Luis Buñuel puso a Ángela Molina y Carole Bouquet a hacer un mismo personaje en El oscuro objeto del deseo, ¿por qué no podía haber dos Angelina Jolie haciendo del mismo personaje en misma película, aunque fuesen muy distintas?
En cuanto a Brad Pitt, Angelina Jolie retiró la demanda de divorcio, tal como lo ordenó el tribunal, pero Pitt, que no estaba obligado a nada por la ley, se negó a establecer relación tanto con Angelina Jolie como con Angelina Jolie, y, a su vez, introdujo demanda de divorcio. Angelina Jolie, en respuesta a esto, empezó a salir con un chico que antes se llamara Erickson Linares y que, a partir de la exposición pública de la nueva Angelina Jolie, comenzó a llamarse Brad Pitt, pues, según él mismo, nunca se había sentido Erickson, pero sí profundamente el protagonista de Troya.
La vida cambió por completo para Angelina Jolie. Había entrado en las filas de esa nueva realeza que son los astros de Hollywood. Tenía fama, mucho dinero y a su propio Brad Pitt, aunque no le asemejase ni una pizca.
Con todo, una mañana, Angelina Jolie despertó en la cama de una de las mansiones de Angelina Jolie que por mandato del tribunal le había tocado. Se sentía vacía, pisaba con dolor, como golpeada, zaherida, ahíta de ella misma. Se detuvo frente al espejo del baño, cabizbaja. La piel reseca, las ojeras, el alma vacía. Esa en el espejo no era ella, se dijo. No, definitivamente no. Un destello se abrió en su foso y así le creció animoso hasta la garganta y se hizo una esfera de sonido en su boca sonriente.
—Anderson, Wes Anderson —dijo, ya en poder de aquel nombre y su esencia.
En consecuencia con esta idea, Angelina Jolie acudió a los tribunales e introdujo una demanda contra Angelina Jolie exigiéndole que compartiese con ella la fortuna que por naturaleza le tocaba. Solicitó además que se le permitiese sustituirla en sus películas e incluso tomar decisión sobre la participación de ambas en un determinado proyecto cinematográfico. También le demandó retirar la solicitud de divorcio, pues ella, en ninguna circunstancia, deseaba separarse de su adorado Brad Pitt.
La otrora Nairil Name empezó a recibir vigoroso apoyo en las redes sociales. Miles y miles de personas la acompañaban con entusiasmo en su gesta. Comenzaron incluso a aparecer las Scarlett Johansson, las Charlize Theron, las Beyoncé, las Gabourey Sidibe, los George Clooney, los Daniel Day-Lewis, los Jim Carrey e incluso uno que otro Luis Miguel y algún Tin Tan anacrónico. Pero la sensación del momento fue, sin duda, la precursora.
En ciudades como New York, Los Ángeles, Múnich, París y Madrid los manifestantes tomaron las calles y celebraron su amor por la libertad y su lucha por el derecho a la esencia. En tales paradas llegaron a verse carteles que decían, «Liberen a Angelina», «Ha muerto Nairil, qué viva Angelina», «No al capitalismo de las esencias, tenemos el derecho a ser tú», entre otros. Al cabo de unos meses, la Corte Suprema de los Estados Unidos (porque hasta allá llegó el caso) declaró válidas las demandas de Angelina Jolie.
Así, Angelina Jolie, tuvo que cederle a Angelina Jolie parte de su fortuna, y se vio además en la obligación de incluirla en las filmaciones de sus películas. Se había llegado a un acuerdo mediante el cual Angelina Jolie le otorgaría a Angelina Jolie el cincuenta por cierto (la otrora Nairil, en este sentido fue muy considerada) de su participación actoral y monetaria. Si Luis Buñuel puso a Ángela Molina y Carole Bouquet a hacer un mismo personaje en El oscuro objeto del deseo, ¿por qué no podía haber dos Angelina Jolie haciendo del mismo personaje en misma película, aunque fuesen muy distintas?
En cuanto a Brad Pitt, Angelina Jolie retiró la demanda de divorcio, tal como lo ordenó el tribunal, pero Pitt, que no estaba obligado a nada por la ley, se negó a establecer relación tanto con Angelina Jolie como con Angelina Jolie, y, a su vez, introdujo demanda de divorcio. Angelina Jolie, en respuesta a esto, empezó a salir con un chico que antes se llamara Erickson Linares y que, a partir de la exposición pública de la nueva Angelina Jolie, comenzó a llamarse Brad Pitt, pues, según él mismo, nunca se había sentido Erickson, pero sí profundamente el protagonista de Troya.
La vida cambió por completo para Angelina Jolie. Había entrado en las filas de esa nueva realeza que son los astros de Hollywood. Tenía fama, mucho dinero y a su propio Brad Pitt, aunque no le asemejase ni una pizca.
Con todo, una mañana, Angelina Jolie despertó en la cama de una de las mansiones de Angelina Jolie que por mandato del tribunal le había tocado. Se sentía vacía, pisaba con dolor, como golpeada, zaherida, ahíta de ella misma. Se detuvo frente al espejo del baño, cabizbaja. La piel reseca, las ojeras, el alma vacía. Esa en el espejo no era ella, se dijo. No, definitivamente no. Un destello se abrió en su foso y así le creció animoso hasta la garganta y se hizo una esfera de sonido en su boca sonriente.
—Anderson, Wes Anderson —dijo, ya en poder de aquel nombre y su esencia.
[i]Sabemos que es un gesto ego-esencialista muy perverso seguir nombrado a Angelina Jolie por el nombre equivocado con el que nació, pero en este caso lo hacemos por razones de claridad expositiva. Disculpen todos.