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Channel: Galpón Chang de jóvenes poetas
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Rock Camp

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John Manuel Silva

Caracas, 31 de agosto de 2012

Sr. Félix Allueva
Su despacho

Estimado señor Allueva, me dirijo a usted en oportunidad de saludarle y comunicarle los resultados de la vigésima edición de nuestro campamento. Como usted sabe, cada año se hace más difícil la selección de los talentos que participarán en nuestro campamento, y es que parece que todos los años hay más jóvenes caraqueños con la aspiración de ser roqueros. Desde hace tres años tuvimos que incluir un proceso de preselección para ingresar; de lo contrario, se habría hecho casi imposible responder a todas las solicitudes. Este año no fue la excepción. En nuestras oficinas recibimos no menos de doscientas solicitudes de jóvenes caraqueños que desean ser estrellas de rock.

Hicimos la necesaria preselección, basándonos en edad, cantidad de miembros de la banda aspirante (es sorprendente la proliferación de solistas) y la disponibilidad de instrumentos musicales. Nos quedamos con veinte agrupaciones para formarlas y moldearlas. Luego, como es costumbre, les dimos la bienvenida a nuestro campamento que, este año, como novedad, lo realizamos en una hacienda en Maracay, Estado Aragua. He aquí un resumen de las pruebas a las que sometimos a los chicos.

1era etapa: El nombre.
Como siempre se trató de la etapa más difícil. Los jóvenes que aspiran a ser roqueros en Venezuela tienen una tendencia muy desagradable a expresar su irreverencia adolescente en los nombre de las banditas que esperan formar. Una profusión de fluidos corporales, nombres de animales, nombres de dolencias físicas y afecciones psicológicas varias suelen ser sus primeras opciones. Toca a los guías hacerle saber a las bandas la inconveniencia de nombrar a un grupo como: “Los peos más hediondos” o “Mi abuelita se orinó”. Hay que recordarles que, aunque la irreverencia es parte fundamental del proyecto de banda, el nombre es también la carta de presentación. Es muy difícil radiar a una banda llamada “Tomasito lo tiene chiquito”.

Luego de la advertencia radial, las bandas suelen reflexionar y proponen otras opciones menos incómodas que, aunque todavía dejan traslucir una cierta babosería quinceañera, al menos son más fáciles de comercializar.

2da etapa: La imagen.
Este año pudimos contar con la valiosa asesoría de la diseñadora, dj, escritora, chef, politóloga, gastroenteróloga y astróloga Titina Penzini quien, además de asesorar a las bandas en este difícil aspecto, aprovechó el experimento para recopilar notas de cara a su próximo libro “100% Chic for rockers”.

Desde la llega de Penzini a nuestro campamento, las bandas empezaron a sentirse cómodas. No es que se hubiesen sentido incómodas antes, pero sí, al momento en que nuestra asesora los hizo probarse sus primeros bluyines rotos y vestir sus primeras franelas con mensajes retadores estampados, los chicos experimentaron algo muy parecido a la felicidad. Empezaron a tomarse fotos con sus celulares en los que dibujaban unos cachitos de diablo con los dedos y sacaban la lengua, pintaban palomas o señalaban el dibujo en sus camisas.

Cada banda, además, se decantó por un estilo propio. Estaban los que optaron por ser punks como The Clash y los que prefirieron ser punks como Green Day, los que vestían como Metallica antes de Black Álbum y los que prefirieron copiar a la Metallica relajada de hoy en día. Hubo nostálgicos de Marily Manson y hasta alguno que sabía quien fue Alice Cooper y decidió vestir como él.

Al finalizar esa semana, todas las bandas tenían perfectamente claro cuál era el look que se ajustaba más a su proyecto.

3era etapa: Comportamiento público.
Creo que lo más difícil es siempre cercenarles el espíritu y el respeto por ellos mismos, hacer que se vean jóvenes pero se comporten como ancianos conformistas. Esto lo logramos con intensivas clases de retórica vacía y programación neurolingüística. También les colocamos mucho material audiovisual de políticos declarando en televisión para que adquieran el hábito de dar entrevistas en las cuales nunca decir nada importante ni responder directamente a ninguna pregunta medianamente incómoda que pueda hacérseles. Claro que, les aclaramos, que la posibilidad de que les realicen esas preguntas es realmente muy baja.

Otra cosa que aprenden es la postura. Como sentarse con las piernas muy abiertas y la espalda inclinada, como si en vez de sentados estuvieran echados en la silla; como tener ese tono de voz que es mezcla exacta entre un niño de 12 años encajando el regaño de sus padres y un viejo verde abordando a una carajita; y finalmente, se les instruye a colocar siempre una media sonrisita que pretende ser sexy e insolente. De esta forma, pues, las bandas están listas para afrontar siempre de la misma forma sus compromisos públicos y encuentros con la prensa.

4ta etapa: La música.
Como siempre, es la etapa más sencilla y menos problemática de todas. Casi siempre los chicos vienen con influencias bastante domesticables. Todas suenan, cuando llegan, como Maná con las guitarras un poquito más altas. De vez en cuando nos encontramos con una bandita que se sabe algo más de cuatro acordes, pero aquí se los quitamos rapidito.

Este año ni siquiera tuvimos un caso así, por lo que pudimos pasar sin problemas a la siguiente etapa.

5ta etapa: La composición.
Enseñarles a componer canciones puede ser difícil si antes no se realiza la necesaria exploración psicológica en las deficiencias emocionales de los muchachos. Las grandes canciones de la música están hechas con dolor y tristeza, con melancolías que revientan el alma y traumas que harían quebrarse al más fuerte de los hombres. El problema es que estos chamos casi nunca tienen problemas graves que podamos explotar. La mayoría de estos chicos recuerda con rencor a su papá porque sólo los llevó una vez a Disney cuando eran niños, o porque cuando le pidieron a su viejo que les regalaran una guitarra les salieron con una Yamaha normalita y no con la Fender Stratocaster que tanto querían.

Por otra parte, la vida emocional de ellos tampoco da para mucho. Si acaso el recuerdo de la noviecita adolescente que los dejó por cualquier pendejada.

Con eso, toca a los guías intervenir. Hacerle ver a los muchachos que esos son problemas gravísimos, horribles y sin solución, procurar que conviertan esos recuerdos en canciones invariables que sigan siempre una estructura como esta:

Estrofa – coro – Estrofa – coro – {frasecita susurrada} - coro, coro, coro.

Esta etapa es reforzada por la siguiente.

6ta etapa: Influencias.
Cualquier cosa que haya salido del año 2000 en adelante en las páginas de NME estará bien. Deben escucharla en la etapa de composición, esperado que se (ejem) impregnen (ejem) del sonido de la época sintetizado en bandas como Arctic Monkey, Franz Ferdinand, Bloc Party, The Raptures y cualquier cosa similar.

Procuramos descartar  sonidos menos potables como los de The Libertines, The Drums  o Tv on the Radio. La idea es que al final todas las bandas suenen como si The Raptures y Franz Ferdinand hubieran tenido, y abortado, un bebé.

7ma etapa: El círculo.
Esta etapa es ya la última y aunque no es la más difícil si es la principal, porque termina por formarle el carácter a los muchachos.

La noche antes de irse de nuestro campamento sentamos a todas las bandas en un círculo al aire libre, alrededor de una fogata, los miembros quedan todos mirándose entre ellos. Les entregamos a uno de los miembros un bol lleno de papelitos que contienen los nombres de las otras bandas, cada miembro debe sacar uno de los papelitos y acusar a la banda que le salga de haberle robado su triunfo en el Festival Nuevas Bandas. Debe hacerlo acusando a la banda en cuestión de ser la favorita suya, Señor Allueva,  y acusando al festival de ser “una farsa”, “una rosca”, “una mafia”, o cualquier otra expresión similar. Luego, cuando todos en la rueda se hayan acusado entre sí, se inicia una segunda ronda, ésta es para pedir disculpas y decir que jamás considerarían eso ni de sus bandas rivales ni del festival.

El campamento este año terminó así, en un bello amanecer maracayero, con todos los roqueritos acusándose y pidiéndose disculpas.

Conclusiones.
Bien, Señor Allueva, no me queda más que decirle que este año todo transcurrió sin contratiempos. Adjunto a este informe envío el resumen curricular de las diez bandas que hicieron todo el campamento este 2012, esperamos que con ellas pueda usted hacer una nueva edición del prestigioso festival que todos los años selecciona a una de nuestras bandas como ganadora. Le deseamos lo mejor en esta edición.

Queda de usted,

Alberto Cabello,
Director general del Campamento Vacacional Para Jóvenes Caraqueños Con Aspiraciones De Forman Una Banda De Rock.

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