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Channel: Galpón Chang de jóvenes poetas
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Realidad enmascarada

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By María Ángeles Octavio



Detener un mundo desconocido para diseccionarlo y comprenderlo a través de un lente es una pasión. Ver más allá de las máscaras que lo cubren; silenciarlo para escuchar los latidos de su corazón y poder percibir la fuerza y la debilidad de su realidad es un horizonte.



Xaachila Oaxaca, Barrio de San Pablo de la Raya 2012. Una armada extranjera llega a la polvorienta ciudad de máscaras de colores y comienza a disparar. Nos esperan, pasa todos los años de un tiempo para acá.

Posan y muestran sus caras de fiesta. Están habituados a reír y gozar. Acostumbrados a parecer felices. Es su tradición en estas fechas. Encantados de ser congelados en las cámaras de ese ejército, pues promete donaciones, pinturas de labios, fotos impresas de regalo y hasta besitos. Adoran la idea de morir encerrados entre cuatro líneas sobre un papel.







Unos pocos nos escapamos para ir a casa de La Rosa Blanca. Ella presta su hogar para el preámbulo. Ella es la jefa, la que manda. Allí se están vistiendo y maquillando. Allí están poniéndole un drisfraz a sus vidas. Una sexy mujer/hombre trata de seducirme y llevarme a su cuarto para que le apriete el corset. Camino con ella mientras le tomo fotos. En la habitación uno maquilla a otro. Ríen, hablan de sus intimidades. Escóndeme estos pelos del bigote, que no se vean si alguien se acerca a mi cara, ríe y termina y me besa. Quiero que mis tetas se vean enormes, dice uno que sale de detrás de una cortina, yo las aguanto y tu cierra el vestido. Hoy me toca la peluca rubia, basta de ser pelirroja. Este es mi novio, dice mientras besa a un muchacho, él me pertenece. Estoy chulísima, en este carnaval soy la más bella, dice una mientras toma cerveza de pico de botella. Ay estos zapatos me quedan un poco apretados, y vemos como el pie cubierto de una poco delicada media se desborda de las tiras de las sandalias.
A Rosa Blanca le coloco unas flores de lentejuelas en la cabeza. La peluca está sostenida con ganchos que se ven. A ella no le importa. El espejo le dice lo bella que está y comienza a cantar y bailar. 







Este ritual de la vestida comienza la noche antes. Comen, toman y se alegran mucho. Amanecen por todas partes y cuando empiezan a abrir los ojos se van ordenando para ser las Amigas y Rivales que bailan en las calles del pueblo al ritmo de una banda de viento.
Es un sentir muy contagioso y sin darnos cuenta estamos bailando, tomando y abrazando a nuestras Amigas, mientras las Rivales se unen al son del ritmo y devienen nuestras Amigas. Pronto sólo es una bandada de mujeres vestidas de escándalo.













Lo escribo y recuerdo cómo esa música entra por la piel y no importa cuántos años después cerramos los ojos y volvemos a ver a estos seres que bailan y ríen a todo volumen. Estas personas cuyas vidas yacen debajo de las máscaras y que salen a pasear siendo quienes desean ser cuando llega el carnaval. 


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